La digitalización del patrimonio artístico ¿se han cumplido los objetivos?
9 junio 2013
9 junio 2013
Las reproducciones de arte se llevan a cabo desde el nacimiento de la fotografía en 1839, poco tiempo después se generaron algunos proyectos de registro patrimonial con imágenes, por ejemplo, en el año de 1851 en París se fundó la llamada Missión Héliographique con el propósito de realizar un exhaustivo inventario fotográfico de las ciudades, monumentos y obras más sobresalientes de la nación francesa. En 1897 Benjamin Stone creó en Inglaterra la Asociación Nacional de Registro Fotográfico con el objetivo de “conservar en fotografía, no solo nuestros edificios y monumentos, sino nuestra vida cotidiana, nuestros usos y costumbres, nuestros modos de vestir, de trabajar y de divertirnos: todo lo que muestre en el futuro lo que fuimos y cómo vivíamos” (López, P. 2008:48-52).
La conciencia internacional por la conservación y el registro de los bienes patrimoniales ha impulsado la firma de algunos tratados internacionales como la Carta de Atenas aprobada por el Congreso Internacional de Restauración de Monumentos en 1931. En ella se exhorta a los estados a que publiquen un inventario de los monumentos históricos nacionales, acompañado por fotografías y notas (Quirosa, M. 2005, pp. 73-78).
La UNESCO, organismos internacionales y especialistas en el tema, opinan que uno de los primeros pasos para la conservación y protección del patrimonio es su registro, el que cobra vital importancia cuando se extravía o se daña una pieza. La pérdida o deterioro de alguna parte del patrimonio cultural implica la desaparición de una porción de la historia, de un fragmento de la cultura y de la identidad social (Alvarado, R. 2013, p. 24).
En México, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, por medio del Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura a través de sus diferentes instancias, se encargan desde sus jurisdicciones de registrar, restaurar, catalogar, conservar y proteger pinturas, monumentos, inmuebles, esculturas, libros, planos, murales, muebles y otros elementos que constituyen el patrimonio cultural mexicano.
Por otro lado, la Universidad Nacional Autónoma de México a través del Instituto de Investigaciones Estéticas registra, estudia y difunde el patrimonio artístico mexicano de las diferentes etapas de su historia.
¿Para que se ha registrado fotográficamente el patrimonio?
- Para saber lo que se tiene realizando un inventario.
- Conocer el contexto de la obra.
- Observar sus características físicas.
- Registrar su estado de conservación.
- Para tener el testimonio de un proceso histórico.
- Conservar las imágenes, no necesariamente la obra original.
- Como remplazo del original.
- Para estudio e investigación.
- Para formar una colección de imágenes que de otra manera sería imposible tener.
- Posibilitar el acceso a través de medios impresos o electrónicos.
- Funciones patrimoniales como elemento que auxilia a los individuos a identificarse socialmente, con un símbolo, con una idea o con un grupo.
Para algunos de los objetivos anteriores es suficiente con tener una imagen que llamaré “de referencia”, para otros, sería conveniente una imagen de mayor calidad en términos de los objetivos del proyecto.
La conversión digital
Gran parte del registro fotográfico de los bienes culturales del patrimonio que se conserva hasta ahora, se ha hecho en forma analógica con los estándares en películas y marcas de las últimas décadas del siglo pasado: 35 mm, 120, 4 x 5”, 8 x 10”, con la calidad de las marcas como: Kodak, Ilford, Agfa o Fuji, estas imágenes son el testimonio de obras que probablemente ya no existen o cuyo estado de conservación está actualmente comprometido. Actualmente el registro se lleva a cabo con el uso de cámaras digitales de diversas características y están en proceso varios proyectos de conversión digital del material analógico.
Cuando se piensa en un proyecto de conversión digital se deben hacer varias preguntas: ¿Para qué digitalizar? ¿Qué digitalizar?, ¿Con qué digitalizar? ¿Cómo y quien digitalizará? ¿Es posible administrar y preservar la información digital? Las respuestas influirán en el tiempo de desarrollo, los costos, los recursos humanos, la administración y supervivencia de los archivos y en la calidad de la colección por lo que añadiría otra pregunta, con las digitalizaciones de nuestros materiales analógicos ¿Estamos recuperando la información de los ya de por si pequeños formatos analógicos y sus cualidades? La digitalización “de referencia” de la imagen de referencia, se vuelve una referencia de la referencia con sus implicaciones cualitativas.
¿Las imágenes del patrimonio son de calidad?
La calidad de una imagen es la evaluación de sus atributos físicos dependiendo el uso que se le dará: como referencia visual, generación de reproducciones impresas o como “remplazo” del original en términos del contenido de la información. Es producto de las características de la iluminación, la cámara, el objetivo, el formato y los parámetros seleccionados al momento de la toma.
La evaluación puede ser subjetiva como resultado de la valoración a juicio del observador, en el caso de las imágenes digitales debe hacerse a través de un monitor calibrado y un ambiente adecuado. De manera objetiva, a través de las mediciones físicas de las propiedades de la imagen como las siguientes (García, E. y Osuna, R. 2005. Frey, F. y Reilly, J. 1996, pp. 15-22):
- Resolución espacial. Son las medidas horizontales y verticales de una imagen expresadas en píxeles, su tamaño.
- Profundidad de bits. Es la cantidad de bits utilizados para definir cada pixel. Cuanto mayor sea, mayor será la cantidad de tonos representados. La cámara DSLR en formato RAW por lo común graban entre 12 y 14 bits.
- Rango dinámico. Es el registro de intensidades de luz entre la parte más clara y la más oscura de una imagen, es decir, al detalle. Cuanto mayor sea el rango dinámico se pueden potencialmente representar más matices. Se mide en pasos fotográficos (ƒ stops), las mejores cámaras digitales podrían alcanzar los 9 pasos.
- Definición. Es dada por la calidad del sensor y del lente en combinación con la profundidad de campo y el enfoque, y se refiere principalmente a la captura de los detalles y el nivel de contraste (García. E. y Osuna, R. 2005, p. 3-6).
- Escala. Es la diferencia relativa de tamaño o distancia entre los objetos de la imagen y los reales y sólo puede ser medible si se conocen las dimensiones del original.
- Fidelidad de color. Es la reproducción de los colores lo más parecidos al original que el sistema de iluminación – cámara – monitor puede ofrecer. Es aconsejable apoyarse en tarjetas de color del tipo Passport ColorChecker y comparar en valores RGB.
- Ruido. Son las variaciones de señales indeseables que se presentan en detrimento de la calidad de la imagen. En las cámaras digitales por ejemplo, la cantidad de ruido capturado en el sensor es equivalente a la raíz cuadrada de la cantidad de fotones registrados en cada celda, por lo tanto a mayor luminosidad menor ruido y a menor luminosidad mayor ruido (García, E. y Osuna, R. 2005, pp. 48-50).
- Documentación. Es la información asociada a cada imagen. Una imagen de alta calidad siempre debe estar documentada.
- Formato. Es una especificación para guardar y abrir los datos digitales, se puede reconocer por la extensión al final del nombre del archivo (01.jpg, 01.tif, 01.nef).
A manera de conclusión
Pedro Ángeles[1] me hacía ver que los costos de digitalización o de captura fotográfica son menores que los costos administrativos y de conservación, por lo que a la larga no sería mucha la diferencia económica entre tener digitalizaciones de buena o de mala calidad.
Añadiré un argumento más a favor de las buenas prácticas y los altos parámetros de digitalización, es muy probable que una vez terminado un proyecto de registro de una colección no se vuelva a repetir, si se hizo de mala calidad, así se quedará.
El valor de un acervo digital dependerá de su contenido, la utilidad intelectual de sus imágenes y su calidad. Las expectativas de los usuario serán más exigentes con el correr del tiempo, el original digital deberá ser lo suficientemente bueno para satisfacer las actuales y futuras necesidades.
Es prudente preguntarnos si en México hemos cumplido los objetivos cuando en otros países se tiene acceso a más objetos del patrimonio. Son muchos los factores que intervienen en un proyecto de conversión digital y más aún con tan basto patrimonio como el nuestro, empezando por los recursos, pero me parece que uno de los principales motivos ha sido la falta de organización, de acuerdos, en lo que también tiene que ver la voluntad política. Hasta hace algunos años no teníamos un plan nacional de digitalización del patrimonio, desconozco si ahora exista. Por otro lado no necesariamente debimos de haber concluido nuestros proyectos, lo peor sería hacerlo mal, sin objetivos reales, con malos equipos, bajos parámetros, sin un plan de administración y preservación que permita recuperar y mantener nuestra información por mucho tiempo.
Fuentes
Alvarado Tapia, Ricardo. (2013). Protocolo para la aprehensión fotográfica de murales patrimoniales. Tesis de maestría en Diseño. Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco. México.
García, Efraín y Osuna, Rubén. (2005). Fundamentos de fotografía digital. Recuperado el 17 de julio de 2008, del sitio web de la Universidad Nacional de Educación a Distancia [UNED]. Disponible en http://www.uned.es/personal/rosuna/resources/photography/ImageQuality/fundamentos.imagen.digital.pdf
Frey, Franziska y Reilly, James. (1999). Digital Imaging for Photographic Collections [Imagen digital para colecciones fotográficas], Nueva York: Image Permanence Institute, Rochester, Institute of Technology.
López Mondéjar, Publio. (2008). La fotografía como fuente de memoria. [Discurso del académico electo, leído en el acto de su recepción pública el día 30 de marzo de 2008]. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Recuperado el 22 de febrero de 2010. Disponible en http://www.casasimarro.net/imagenes/discursopublio_web.pdf
Quirosa García, María Victoria. (2005). Historia de la protección de los bienes culturales muebles: definición, tipologías y principios generales de su estatuto jurídico. Granada, España: Universidad de Granada.
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