Herramientas digitales para el estudio del medievo*
10 junio 2014
10 junio 2014
*Esta charla fue presentada en el Primer congreso universitario de jóvenes medievalistas, celebrado el 3, 6 y 7 de marzo de 2014 en la FFyL, UNAM.La mayoría de estudios medievales, en las diversas ramas que se aproximan a este tema: literatura, historia, arqueología, sociología, etc., basan su análisis principalmente en la consulta documental. La distancia temporal y, en el caso mexicano, la espacial limitan al investigador a una aproximación secundaria con las imposibilidades reales de obtención de becas, acceso a archivos, traslados internacionales, traducciones de documentos, etc.
Por esta razón, no es la única, pero sí es muy importante; la investigación requiere una cantidad de tiempo excesiva; cuyos resultados siguen formando parte del análisis interpretativo.
Bien es cierto que “producir conocimiento nuevo” sobre temas tan alejados temporalmente es complicado y requiere años de un estudio minucioso. En este sentido es donde el papel de las Humanidades Digitales está cobrando mayor terreno, no sólo como disciplina, sino como facilitador de metodologías que permitan agilizar los procesos de investigación y, sobre todo, la posibilidad de hacer de la interdisciplina la forma más competente de trabajo.
Las Humanidades digitales pueden ser definidas como un área que aplica los conocimientos de las nuevas tecnologías a los problemas de las ciencias humanas. No se trata sólo de integrar nuevas herramientas al campo de las humanidades, sino de establecer un diálogo entre disciplinas. Esta área de conocimiento/experimentación tiene como objetivo renovar la epistemología y los métodos analíticos haciendo compatible la investigación con las necesidades sociales.
En esta presentación no pretendo crear controversias innecesarias sino, simplemente, presentar algunos de los resultados que han surgido gracias a la adscripción de las investigaciones al uso de nuevas tecnologías digitales y, a manera de conclusión, presentaré mi posicionamiento con respecto a esta disciplina y su papel en la academia mexicana contemporánea.
El uso de tecnologías se ha llevado a cabo principalmente en la creación de bibliotecas digitales y, en particular, se han logrado grandes avances en la digitalización de materiales antiguos. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de recursos económicos destinados a ellos, muchos de estos proyectos han enfocado únicamente en la preservación de materiales y, a pesar de este gran esfuerzo, no hay proyectos que sobrepasen la digitalización y no han dado el paso a consolidarse como proyectos de investigación.
Algunos ejemplos sobresalientes son los de la Biblioteca británica o la Biblioteca Virtual de manuscritos medievales las cuales cuentan con una gran colección de textos medievales con una nitidez impresionante; sin embargo existe aún la problemática del contacto con el documento. A pesar de que es posible notar las faltantes, conocer la naturaleza de las manchas o apreciar el peso y materiales del documento.
¿Cual sería una posible solución? La interdisciplina
Si además de un equipo de digitalización, se logra reunir un grupo interdisciplinario de trabajo con paleógrafos y etiquetadores, se podría no sólo obtener el texto completo, sino acceder a su contenido “paleografiado”; si a este grupo se le incluye un químico se podría saber la composición estructural del papel o pergamino, de la tinta, de cada una de las manchas e incluso de la polilla que carcomió el documento. Si, además, se cuenta con un filólogo se conocerá la afiliación genérica del texto. Si le añadimos un programador se obtiene la visualización, presentación web y estructuración de los metadatos tanto del documento como de las investigaciones que se enfoquen en él.
Pero los repositorios digitalizados no son la única herramienta útil. La publicación en línea, preferentemente de acceso libre, abre la posibilidad de difundir la investigación a un mayor grupo de lectores y, con ello, fomentar el flujo de conocimiento mundial.
Digital Medievalist es uno de los sitios de acceso abierto que permite no sólo difundir los materiales existentes, de carácter académico, así como Coloquios y proyectos de investigación. Sitios como este permiten amplia difusión de artículos, promueven la colaboración y acercan al público en general a temas que, de otra forma, no tendrían acceso. La respuesta a este tipo de publicaciones es favorable y está creciendo, cada vez más bibliotecas prefieren comprar este tipo de licencias que suscripciones a revistas, que, por otro lado tienen un perfil más bajo de difusión. Si algo puede considerarse un fallo es la “falta de carácter académico”; noción errónea pero común, pues ante la creencia de que “cualquiera puede publicar en línea”, este tipo de sitios han adquirido una reputación dudosa. Un investigador formado y dedicado sabe que esto no es cierto; que aunque hay sitios de información dudosa, hay también muchos otros que siguen la valoración de revisión por pares y que sólo publican investigaciones de alto nivel académico.
Otra de las herramientas, en especial una de las que más me agradan, es la creación de sitios académicos. Esta iniciativa permite conocer proyectos en todas sus etapas, desde el planteamiento de la investigación hasta la publicación de resultados. Conocer el equipo de trabajo y la labor de cada uno de los investigadores. Los catálogos, aparecen en esta clasificación; pero también existen las galerías de proyectos como las construidas en Omeka, un sistema de estructuración y visualización de investigaciones donde se pueden presentar todos los materiales involucrados en la investigación. A manera de catálogo visual y que, además, se basa en un sistema de metadatos mundialmente aceptado, lo que facilita su inserción en sitios web o directamente su publicación.
Hasta ahora he presentado las herramientas más convencionales, aquellas que facilitan la preservación “tradicional” del sistema de investigación. Revisamos bibliotecas virtuales, sitios web y catálogos, pero queda abierta la pregunta: ¿Es posible insertar los estudios medievales en las Humanidades Digitales? y, de ser así, ¿Cómo? ¿Qué tendría que cambiar para que esto suceda?
La respuesta no es sencilla. Implica un cambio de paradigmas desde la concepción de la investigación. Los historiadores están ya familiarizados con el manejo de datos, lo que hace más sencillo este paso; quizá hacer evidente el manejo que se hace de los mismos es aquello a lo que no estamos acostumbrados. Seguimos metologías, pero no las hacemos visibles. Estamos acostumbrados a presentar resultados, más no a registrar cómo llegamos a ellos, ni a exponer las herramientas que usamos en dicho proceso: selección del material, lectura, análisis, etc.
También estamos acostumbrados a hacer lecturas lineales, a confiar la información que sacamos de estas lecturas a documentos que se vuelven imposibles de manejar, por ejemplo, cuando se están confrontando documentos del mismo texto, cuando s enfrentan fechas, tradiciones y aproximaciones críticas.
Es por ello que, ocasionalmente se confía en el uso de Bases de Datos, relacionales siendo las más comunes, pero que dificultan cambios en la información de los datos, en especial si éstos se quieren analizar desde más de una perspectiva. Modelos más flexibles y que permiten diversas formas de aproximación a los datos han surgido en los últimos 6 años, Las bases de datos en grafo permiten que el manejo de los datos sea más flexible, que se extraiga la información sin límites o con los específicamente señalados por el investigador. Requieren; sin embargo, un planteamiento inicial sólido. Que el esquema de trabajo sea clara y los datos oportunos… situación por la que pasamos actualmente en cada artículo, tesis o propuesta de investigación. ¿Diferencia? Plasmarlo con el respaldo de una herramienta. ¿Ventajas? Manejo de grandes cantidades de datos, variedad de aproximaciones y almacenamiento ordenado de la información.
Si nuestra principal fuente de estudio son documentos y ya hacemos una selección de lo que “sirve” y lo que no sirve de cada uno de ellos, un paso lógico es plasmar esa utilidad. El Text Encoring Initiative es un sistema estandarizado de etiquetado de textos que imita la estructura del XML, pero que se usa principalmente para el etiquetado de textos. Pensado específicamente para las humanidades nos permite dejar de manifiesto cada una de las “partes útiles” del texto y, tras el uso de un gestor, nos permite extraer sólo aquellos datos que nos sirven. Lo que ya hacemos como subrayar texto, hacer anotaciones al margen del libro, clasificar con post its de colores por tema… eso mismo se hace pero informatizado, aunque la parte oculta del TEI no es bonita, los resultados son el producto de una investigación.
Aunque no es medieval, el ejemplo de la Biblioteca Digital del Pensamiento Novohispano, es interesante. Usando TEI lograron mantener el documento digitalizado, extraer el texto de manera legible en html y utilizando TEI en el etiquetado del texto evidenciaron el punto exacto de la investigación, el análisis de textos de astrología del siglo XVII.
El señalamiento de Grimes sobre el crecimiento en la cantidad de información disponible y generada, no es casualidad. Nosotros mismos producimos información cada segundo, ¿qué mejor que esta esté estructurada para que su utilización sea mayor? Y no es difícil lograr esto, implica un entrenamiento en el uso de herramientas, si aprendimos a dar la vuelta a las páginas de un libro, a usar wordpress… podemos aprender a crear o utilizar sistemas de gestión ordenada de datos.
Me gustaría cerrar esta contribución hablando un poco del uso de visualizaciones en la producción de artículos académicos. La tendencia creciente al uso de infografías para absolutamente cada tema ha desvirtuado el uso de visualizaciones en la academia. Sin embargo, una visualización del manejo de datos no es el resultado, éstas deben ser analizadas y puestas en contexto. La labor des especialista es interpretar los datos en el contexto en que fueron extraídos. Y producir conocimiento a raíz de ellos. Las visualizaciones son un apoyo a la investigación, una forma sencilla se ver el todo. Pero no son el todo en sí.
Revisamos algunas herramientas ya utilizadas en la investigación orientada específicamente al medievo. Vimos también un brevísimo recorrido en el uso de otras herramientas que pueden ser utilizadas en la investigación humanística y pude mostrarles algunos resultados de proyectos exitosos.
Sin embargo, en este punto me es imposible presentar una serie de conclusiones. Quizá invitarlos a una discusión sobre el tema, a favor o en contra, es la mejor forma con la que puedo cerrar esta charla. Invitarlos a acercarse a las Humanidades Digitales sería un cierre con todo y propaganda. Pero por ahora me conformo con haberles despertado un poco de curiosidad.
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