“¡Hola Mundo! Presentado por humanistas digitales, reseñado por humanistas digitales”, desde Latinoamérica para el mundo
26 septiembre 2025
26 septiembre 2025
“¡Hola Mundo! Presentado por humanistas digitales, reseñado por humanistas digitales”, desde Latinoamérica para el mundo
Por Miriam Peña, Gilson Mateus e Isabel Galina
Introducción
Uno de los aspectos más estimulantes de las Humanidades Digitales es su permanente invitación a crear, experimentar y resignificar prácticas académicas y culturales. En este espíritu, cuando apareció el libro ¡Hola, mundo! Humanidades digitales en América Latina, nos propusimos difundirlo ampliamente entre colegas y lectores, conscientes de su relevancia para fortalecer un campo que, desde inicios del siglo XXI, ha enfrentado retos como la escasez de literatura en español. Esta obra destaca por reunir diez contribuciones de autores de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México, seleccionadas entre más de sesenta propuestas, lo que la convierte en un referente singular dentro de la producción latinoamericana. A diferencia de volúmenes sobre humanidades digitales en América Latina publicados en el norte global, este es el primer libro escrito desde y para la región por investigadores que trabajan en su propio contexto, ofreciendo una mirada situada y plural.
Nuestra propuesta de difusión conjuga dos formatos complementarios: por un lado, esta reseña escrita que analiza y comenta los aportes del volumen, y por otro, una presentación pública en YouTube: https://youtu.be/TZZTEhvxW0g que contó con la participación de los tres editores: María José Afanador-Llach, Gimena del Río Riande y Ernesto Priani Saisó, moderada por Tata Méndez y Paco Vázquez, conductores del podcast Resonancias RedHD. Esta combinación enriquece la experiencia de lectura, pues permite escuchar de primera mano las motivaciones, desafíos y reflexiones del equipo editorial, al tiempo que la reseña ofrece claves críticas para comprender la importancia del libro dentro del panorama de las Humanidades Digitales en la región.
En cuanto a su estructura, ¡Hola, mundo! se organiza en tres secciones que reflejan los ejes centrales del campo en América Latina: conceptualizaciones y debates, donde se plantean perspectivas teóricas y críticas sobre qué significan las Humanidades Digitales en este contexto; prácticas y experiencias, que recogen proyectos y estudios de caso con metodologías diversas aplicadas al patrimonio, la literatura y los archivos; y pedagogías y comunidades, donde se exploran propuestas de formación, enseñanza y construcción colectiva en el ámbito académico y social. Cada parte articula un panorama amplio y dinámico, en el que convergen reflexiones metodológicas, análisis de corpus específicos y discusiones sobre el lugar de lo digital en nuestras humanidades.
Esta estructura no sólo permite un acercamiento sistemático a los principales debates y prácticas, sino que también ofrece un testimonio de la riqueza y diversidad de la producción latinoamericana en Humanidades Digitales. Con ello, el volumen se convierte en una referencia indispensable para quienes buscan comprender cómo se construye, desde nuestros países, un campo que se consolida en diálogo constante con la tradición humanística, pero también con los desafíos y posibilidades tecnológicas contemporáneas.
Parte I: Datos e infraestructuras digitales
La primera sección titulada Datos e infraestructuras digitales contiene tres capítulos, el primero se orienta hacia la gestión de patrimonios bibliográficos en América Latina tomando como ejemplo la Biblioteca Nacional de México. El segundo texto nos habla sobre Arqueo Data para hablar de interoperabilidad entre bases de datos y la importancia del trabajo colaborativo y la estandarización; finalmente el tercer capítulo nos habla de un repositorio ya extinto, GeoCities, el cual tras; un procesamiento puede ser analizado en el contexto actual a través del rastreo de sus vestigios.
En el capítulo intitulado La gestión del patrimonio bibliográfico en América Latina y su relevancia en el desarrollo de las humanidades digitales: un análisis histórico desde la Biblioteca Nacional de México, Isabel Galina y Guillermo Morales examinan la gestión del patrimonio bibliográfico en América Latina como un eje fundamental para comprender las dinámicas de las Humanidades Digitales (HD) en la región. Una de sus principales aportaciones consiste en contrastar el desarrollo de repositorios digitales latinoamericanos con los del norte global. Mientras que en Europa y Estados Unidos las bibliotecas patrimoniales crecieron bajo condiciones de estabilidad institucional, en América Latina los procesos de digitalización se han visto condicionados por precariedades estructurales, sobrecarga laboral y limitaciones de infraestructura. De esta forma, el texto desmantela la idea de que las brechas responden únicamente a un atraso tecnológico, y muestra cómo las trayectorias históricas, las políticas culturales y las decisiones administrativas marcan la calidad y el alcance de los repositorios.
La historia de la Biblioteca Nacional de México (BNM) aparece como caso paradigmático. Desde sus orígenes coloniales y su incorporación a la UNAM en 1929, hasta proyectos recientes como la Hemeroteca Nacional Digital y la Biblioteca Nacional Digital de México, se revela cómo los problemas de control bibliográfico y las decisiones técnicas han determinado el rumbo de sus plataformas digitales. El análisis se amplía con ejemplos de otros proyectos latinoamericanos —Memoria Chilena, Biblioteca Digital Colombiana, Biblioteca Luis Ángel Arango, Primeros Libros, Biblioteca Virtual de las Letras Mexicanas— que evidencian tanto la dependencia de programas internacionales como la consolidación de una creciente autonomía tecnológica en la región.
El texto invita a matizar la visión optimista de la digitalización. Aunque esta expande el acceso y la difusión, también conlleva costos ocultos: dependencia tecnológica, decisiones arbitrarias de catalogación y riesgos de sostenibilidad. En conclusión, la reseña subraya que los repositorios digitales son producto de una larga historia institucional y política, y que su potencial para las HD depende tanto de recursos técnicos como del reconocimiento del patrimonio bibliográfico como construcción cultural y sociopolítica.
Ya en el capítulo La interoperabilidad de los datos digitales: el uso compartido de información en el proyecto ArqueoData, una base de datos radiocarbono para Latinoamérica, Alberto Alcántara aborda un tema crucial para las Humanidades Digitales: la interoperabilidad de los datos como condición para renovar las prácticas de investigación arqueológica. A partir de los principios FAIR (Findable, Accesible, Interoperable, Reusable), el autor examina su pertinencia para proyectos arqueológicos latinoamericanos y los retos que implica su implementación en contextos locales.
El caso de estudio es ArqueoData, una base de datos que reúne dataciones radiocarbónicas realizadas en México desde la década de 1960. De un proyecto individual derivó una plataforma digital con arquitectura single page application (SPA), comunicación mediante APIs y un sólido modelo de metadatos distribuidos en diecinueve tablas. Más allá de ofrecer consulta, la propuesta habilita interacción con usuarios, creación de colecciones personalizadas y conformación de comunidades de práctica en torno al patrimonio arqueológico.
Uno de los méritos del trabajo reside en la crítica a bases de datos tradicionales —europeas y estadounidenses— que concentran grandes volúmenes de información, pero limitan su explotación al carecer de APIs abiertas y de estandarización integral. En contraste, ArqueoData apuesta por la interoperabilidad a través de conexiones con sistemas externos como Crossref, Google Books y herramientas de calibración, situándose como un modelo innovador en arqueología digital.
Sin embargo, Alcántara también identifica obstáculos significativos: fragmentación en la descripción arqueológica, baja adopción de estándares internacionales (Dublin Core, CIDOC-CRM) y ausencia de identificadores persistentes que garanticen trazabilidad. Estos problemas no son meramente técnicos, sino institucionales y comunitarios, lo que hace indispensable un esfuerzo de colaboración entre arqueólogos, bibliotecólogos y especialistas en HD.
En suma, el capítulo aporta una reflexión crítica sobre la gestión de datos arqueológicos en América Latina y consolida a ArqueoData como iniciativa pionera. Su mayor contribución es mostrar que la interoperabilidad no es solo un desafío técnico, sino un horizonte de trabajo colectivo que habilita nuevas preguntas historiográficas y arqueológicas.
Además, Nicolas Quiroga, en su texto llamado Código y reflexividad en la investigación histórica de repositorios digitales: exploración de las ruinas de GeoCities, el autor constituye un ejercicio historiográfico que combina análisis empírico y reflexión metodológica a partir de un archivo singular: la copia conservada de GeoCities, una de las primeras plataformas de publicación web. Lejos de un gesto nostálgico, el autor examina este repositorio desde las humanidades digitales, articulando técnicas de minería de datos con una mirada crítica sobre las mediaciones del código en la investigación histórica.
La pregunta central es cómo reconocer fuentes documentales en un repositorio masivo, caótico y sin curaduría. Para abordarla, Quiroga experimenta con nubes de palabras, modelado de tópicos, procesamiento de texto y análisis de metadatos, pero siempre subrayando sus limitaciones. Así, la programación deja de ser un simple recurso instrumental y se convierte en un espacio de especulación historiográfica.
El capítulo problematiza la naturaleza misma del archivo de GeoCities: una copia parcial, fragmentada y condicionada por lógicas comerciales, que no puede asumirse como réplica fiel de la “ciudad digital” perdida. Aun así, constituye un vestigio fundamental para comprender la historia temprana de la web en América Latina y otros contextos. Ejemplos como el análisis de directorios por país, el conteo de páginas index o la extracción de localidades argentinas muestran cómo el trabajo exploratorio produce resultados abiertos, más cercanos a hipótesis que a conclusiones cerradas.
Otro aporte es la crítica a enfoques que privilegian la visualización estadística sin atender la materialidad y la historicidad de los datos. El texto alerta contra el uso acrítico de técnicas como las nubes de palabras, que pueden generar interpretaciones superficiales. En este sentido, Quiroga propone una historiografía digital reflexiva, en la que el código se entiende como práctica cultural y epistemológica.
En conclusión, la reseña sitúa el capítulo como una contribución clave al debate sobre archivos digitales y prácticas historiográficas. Al explorar las “ruinas” de GeoCities, el autor abre un espacio de reflexión sobre la relación entre técnicas computacionales, historia digital y crítica epistemológica en el campo de las HD.
Parte II: Enseñanza de las Humanidades Digitales
Esta parte reúne tres capítulos que analizan experiencias y desafíos de la enseñanza de las Humanidades Digitales (HD) en América Latina. El primero texto, centrado en la UNAM, revisa más de una década de iniciativas en México, desde seminarios y cursos hasta la creación de un MOOC, destacando logros como la validación de productos digitales y la renovación pedagógica, pero también obstáculos como la falta de materiales en español y la desigualdad de habilidades digitales. El segundo texto, basado en una encuesta nacional en Brasil, muestra la limitada presencia de contenidos de HD en la educación superior, a menudo impulsados solo por docentes individuales, y señala tensiones entre innovación y resistencia institucional, carencias técnicas y la necesidad de políticas públicas que fortalezcan su integración curricular. El tercero propone el minimal computing como estrategia latinoamericana para sortear restricciones de recursos y garantizar sostenibilidad, autonomía y soberanía tecnológica, ilustrándolo con el caso del CONICET en Argentina y un curso internacional de edición digital.
En el primer capítulo de la sección, De la enseñanza de las humanidades digitales en México, ¿qué hemos aprendido?, Ernesto Priani Saisó, Miriam Peña Pimentel y Adriana Álvarez Sánchez presenta una reflexión sobre más de una década de experiencias en la enseñanza de las Humanidades Digitales (HD) en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Los autores, Ernesto Priani, Miriam Peña y Adriana Álvarez, muestran como la integración de las HD ha sido paulatina y a partir de iniciativas personales, desde los primeros seminarios para historiadores hasta su incorporación en programas curriculares. A través de tres ejemplos concretos, identifican y comparten los principales retos y aciertos de su interés por incorporar las HD en las aulas de la Facultad.
En primer lugar destacan el Seminario-Taller “Humanidades Digitales e Historia” que funcionó como un laboratorio donde los estudiantes experimentaron con herramientas digitales y aprendieron a crear mapas, líneas del tiempo o sitios web como parte de su trabajo académico. Fue una manera distinta de acercarse a la investigación histórica y de mostrar que los productos digitales también pueden ser resultados válidos y valiosos.
Más adelante, este grupo impulsó un seminario optativo para la carrera de Filosofía, con la idea de vincular los problemas teóricos de las HD con los intereses filosóficos del alumnado. El curso incorporó el uso de TEI para el marcado de textos y herramientas como Voyant Tools, adaptando los ejercicios al análisis de conceptos y argumentos. Esta experiencia permitió ver tanto el potencial de las HD para renovar las clases como las dificultades derivadas de la falta de materiales en español y de los diferentes niveles de habilidades digitales entre los estudiantes
Por último, el capítulo relata la creación de un MOOC de Humanidades Digitales, pensado durante la pandemia para llegar a más personas interesadas en el tema. El curso mezcla teoría y práctica en cuatro módulos que enseñan a evaluar proyectos, analizar textos, visualizar datos y publicar contenidos con licencias abiertas. Los autores concluyen que es importante integrar las HD desde la licenciatura, y no dejar su aprendizaje solo para el posgrado, además de fomentar productos que vayan más allá del aula y ayuden a consolidar un currículo innovador y conectado con las prácticas digitales actuales
En conjunto, el capítulo ofrece un panorama claro sobre los retos y posibilidades de integrar las Humanidades Digitales en la formación universitaria. Sus experiencias muestran que, aunque el camino institucional es complejo, la combinación de enfoques disciplinares, la experimentación pedagógica y el uso crítico de herramientas digitales abren oportunidades para consolidar las HD como parte fundamental de los estudios humanísticos en México
Ya en capítulo, O ensino de Humanidades Digitais no Brasil: visões a partir de um survey nacional, Jimmy Medeiros, Juliana Marques y Suemi Higuchi, unen esfuerzos para hacer análisis acerca de las Humanidades Digitales (HD) en Brasil articula una investigación sobre la inserción del área en el sistema de educación superior, ofreciendo datos empíricos y un análisis conceptual cuidadosamente fundamentado. El objetivo principal del texto es explorar la relación entre estudiantes, contenidos y docentes en las asignaturas de HD ofrecidas por la FGV CPDOC(1). A partir de este propósito, los autores buscan identificar obstáculos y dificultades en el proceso educativo para proponer ajustes curriculares y nuevas prácticas pedagógicas. La hipótesis inicial sostiene que la oferta de contenidos de HD en cursos universitarios brasileños es limitada cuando se compara al dinamismo de la producción intelectual y al crecimiento de grupos de estudios vinculados al tema.
La metodología consiste en un survey nacional aplicado a coordinadores de programas de grado y posgrado en el área de Humanidades. El diseño del estudio incluye la selección aleatoria de una muestra estratificada, contemplando diferentes regiones y tipos de instituciones. El acceso a los responsables por los cursos se enfrenta a restricciones institucionales, requiriendo esfuerzos adicionales para obtener la información necesaria. El cuestionario cubre datos institucionales, percepciones sobre las HD, modalidades de oferta de contenidos, gobernanza, alianzas y comentarios abiertos, permitiendo un análisis múltiple de las variables relevantes.
En el plano teórico, el texto se apoya en una literatura internacional consolidada, con referencias a obras como las de Moretti (2), Schreibman (3), Berry (4) y Jockers (5), y manifiestos fundacionales que contribuyen a delimitar el campo y sus potencialidades transdisciplinarias. Los autores señalan que, aunque las HD representan un campo emergente, su integración curricular sigue siendo una práctica aislada, muchas veces fruto de iniciativas individuales de docentes. En Brasil, existe un desfase entre la aplicación de métodos digitales en la investigación y su inserción formal como disciplinas obligatorias en las mallas curriculares.
El universo de análisis está compuesto por cursos de Ciencias Humanas, Lingüística, Letras y Artes, excluyendo áreas como Teología debido a su relación histórica específica o distante con herramientas digitales. Entre los resultados destaca que solo un porcentaje reducido de las instituciones ofrece algún contenido relacionado con HD, siendo las oficinas el formato predominante. La disciplina regular, considerada fundamental para una estructuración adecuada, presenta baja presencia en la muestra analizada.
La problemática desarrollada refleja tensiones entre innovación y resistencia institucional, dificultades técnicas y políticas, además de aspectos sociales como la desigualdad de acceso y la falta de infraestructura computacional. Los autores contemplan también las disputas internas entre generaciones académicas y la ausencia de incentivos institucionales para el trabajo interdisciplinario y colectivo. La percepción de los coordinadores encuestados revela que la mayoría considera importante la enseñanza de las HD, pero sin visualizarla como un nuevo paradigma teórico para el campo de las Humanidades, sino como una innovación metodológica.
En conclusión, el texto reafirma la importancia de ampliar la oferta curricular y fortalecer colaboraciones locales e internacionales, destacando que la formación en herramientas digitales es útil tanto en el ambiente académico como en otros sectores profesionales. Los desafíos identificados incluyen la actualización constante de los docentes, desarrollo de habilidades técnicas y críticas, además de la superación de barreras institucionales y culturales. En última instancia, el capítulo posiciona las HD como una área con potencial para transformar la formación de humanistas, requiriendo políticas públicas, incentivos institucionales y estrategias pedagógicas que integren pensamiento computacional y perspectiva humanista en el proceso formativo.
Además, Gimena del Rio y Raffaele Viglianti, en su estudio Un puente entre la elección y la necesidad: reflexiones sobre la minimal computing para las humanidades digitales y la ciencia abierta en América Latina, preguntan: ¿Qué hace que las Humanidades Digitales en América Latina enfrenten desafíos y posibilidades distintas a las del norte global? los autores nos proponen una respuesta a través del concepto de minimal computing, entendido como una forma de trabajar con tecnologías abiertas, ligeras y sostenibles. Plantean que este enfoque no solo ayuda a sortear limitaciones de infraestructura o financiamiento, sino que también permite a investigadores y estudiantes mantener mayor autonomía y control sobre el destino de sus proyectos digitales. En el norte global su adopción suele ser una decisión estratégica, mientras que en Latinoamérica el minimal computing nace de la necesidad de sostener iniciativas con presupuestos limitados, pero también de la voluntad de garantizar soberanía tecnológica y sostenibilidad a largo plazo.
A través del ejemplo del Laboratorio de Humanidades Digitales del CONICET en Argentina demuestran como el minimal computing puede funcionar como un principio estructural de trabajo. Ante la imposibilidad de adquirir licencias de software propietario o costear servidores y alojamiento, el equipo adoptó herramientas abiertas y flujos de trabajo ligeros para poder crear y mantener sus proyectos sin depender de terceros. Esta estrategia permitió no solo sostener sus investigaciones, sino también desarrollar una práctica más autónoma, con control directo sobre los datos, el código y la preservación a largo plazo de sus resultados. En lugar de ver la falta de recursos como un obstáculo insalvable, el Laboratorio transformó esa condición en un motor para repensar la manera en que se conciben, documentan y difunden los proyectos de HD, integrando principios de ciencia abierta y colaboración local e internacional.
Posteriormente los autores describen con detalle un curso internacional sobre edición digital con minimal computing, desarrollado entre 2020 y 2022 gracias al programa Global Classrooms Initiative. La propuesta reunió a estudiantes de la Universidad del Salvador, en Argentina, y la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, en un formato híbrido que combinó sesiones virtuales y trabajo en equipo a distancia. El alumnado colaboró en la creación de una edición digital bilingüe (español-inglés) de un texto multilingüe de la época colonial, utilizando tecnologías mínimas y herramientas de código abierto. Este ejercicio no solo ofreció formación técnica, sino que también fomentó la reflexión crítica sobre la sostenibilidad, la portabilidad y la accesibilidad de las publicaciones digitales, al tiempo que ponía en práctica una cooperación transnacional basada en la equidad y el aprendizaje compartido.
Finalmente, los autores subrayan que la minimal computing no pretende ser una solución única, sino una vía complementaria para la sostenibilidad, la equidad y el fortalecimiento de la agencia en los proyectos de HD. Su adopción fomenta valores el uso de tecnologías abiertas, el control de datos y código y la reducción de infraestructura, principios claves para que se comparten con la ciencia abierta y permiten que las Humanidades Digitales latinoamericanas participen en el diálogo global desde sus propios contextos y prioridades.
Parte III: Formas de las humanidades digitales en la región
La tercera parte titulada Formas de las humanidades digitales en la región contiene cuatro artículos de diferente naturaleza en el texto de Rodríguez y Álvarez, nos hablan de la Biteratura en español y las posibilidades literarias generativas interactivas para crear archivos digitales dinámicos; por su parte el texto de Coelho de Oliveira nos habla del caso específico de Sleeping Giants no Brasil como un proceso de politización del consumo mediado por la tecnología. Por su parte Solano y Serrano nos hablan sobre una aproximación para la curaduría de arte contemporáneo utilizando como herramienta metodológica las Humanidades Digitales. Finalmente Bordonaba-Plou nos habla sobre movimientos sociales y Humanidades Digitales utilizando el caso de estudio el estallido del 18 de octubre (18O) en Chile.
En capítulo llamado Biteratura en español: posibilidades literarias generativas e interactivas para archivos digitales dinámicos, Sergio Rodríguez Gómez y Juan Álvarez Umbarila cuestionan ¿Cómo dejamos atrás el “estante virtual” para convertir el archivo digital en un espacio vivo que sorprende y se adapta a cada lector? El capítulo responde con la idea de Biteratura: una práctica de creatividad computacional que usa procedimientos algorítmicos e hipertextuales para generar textos y recorridos no lineales, y con ello dinamizar los archivos.
En lugar de replicar cajas y carpetas estáticas, propone incorporar interactividad, sorpresa y personalización para que cada usuario encuentre “su” archivo en movimiento. La biteratura, como forma específicamente digital, habilita remezclas, permutaciones y decisiones de lectura que abren rutas de descubrimiento para públicos no especializados.
Para llevar esto a la práctica, los autores desarrollan Aventura.js, una librería abierta en español que provee tanto texto generativo (gramáticas libres de contexto y cadenas de Markov) como narrativa interactiva basada en árboles de decisión; la apuesta es infraestructural y lingüística: herramientas mínimas, transparentes y en nuestro idioma. Con Aventura.js realizan dos demostraciones. La primera es @OyeArchiBot, un bot en X que, a partir de una situación generada por gramáticas, elige junto con el usuario categorías (emoción, color, acción) y devuelve una obra de la Colección de Arte del Banco de la República de Colombia, con su ficha y enlace al archivo. La segunda es un generador poético con la colección Un Libro por Centavos: a partir de un corpus de treinta libros, se construyen modelos probabilísticos (n-gramas) que permiten a cualquier usuario detonar poemas nuevos con una semilla y, así, abrir el archivo hacia contenidos derivados.
El capítulo cierra con una historia interactiva construida sobre el álbum Recuerdos de campaña de Peregrino Rivera Arce (Guerra de los Mil Días). Las imágenes del cuaderno se tratan como un subarchivo y se atan mediante un árbol de decisiones a recorridos cartográficos, cronológicos y textuales. El usuario recorre un tronco narrativo con bifurcaciones controladas que recombinan temas y tonos del álbum, demostrando cómo un archivo patrimonial puede volverse experiencia narrativa sin perder su anclaje documental. A través de sus ejemplos, los autores demuestran que “movimiento” y “apertura” no son metáforas: son una política de diseño para archivos culturales que buscan más participación, descubrimiento y agencia por parte de sus públicos.
Ya en el capítulo A politização do consumo mediada pela tecnologia: o caso do Sleeping Giants no Brasil, Daniel Coelho de Oliveira examina la politización del consumo en Brasil mediada por las plataformas digitales, a partir del caso del movimiento Sleeping Giants Brasil (SG-BR) y su actuación en Twitter. El texto se organiza alrededor de la problemática de cómo las redes sociales, especialmente Twitter, han transformado las prácticas de consumo en acciones con significados políticos y han aproximado la esfera pública del ciudadano y la privada del consumidor. El autor propone describir y analizar el activismo digital promovido por SG-BR, explorando sus relaciones con actores del mundo político y económico, y evaluando los límites y las posibilidades del engagement de consumidores en el contexto de polarización contemporánea.
La metodología utilizada tiene enfoques cuantitativos y cualitativos, destacando la extracción y análisis de grandes volúmenes de datos generados en Twitter entre 2019 y 2021. Se empleó la Análisis de Redes Sociales (ARS) y herramientas como Gephi para mapear los nodos de interacción, los clusters de actores y las pautas discursivas presentes en los tuits y retuits asociados a SG-BR. El estudio recopila datos de 103.756 tuits y 649.587 retuits, permitiendo construir visualizaciones sobre la estructura de la red, identificar perfiles predominantes y analizar los léxicos más frecuentes. Completan el enfoque metodológico la sistematización de clusters temáticos e ideológicos y el análisis discursivo de los mensajes clave, tanto de seguidores como de críticos.
El marco teórico se fundamenta en debates sobre la “plataformización” del activismo consumerista y la economía digital. El texto emplea aportes de autores como Castells (6), Portilho y Barbosa (7) sobre la sociedad informacional y la crisis de la democracia liberal, así como las aproximaciones de Helmond (8), Gillespie (9) y Van Dijk (10) sobre el papel estructural de las plataformas en la producción de nuevas formas de sociabilidad, estratificación y dominación. Se revisan los conceptos de “politización del consumo”, “consumo político” y “consumerismo de plataforma”, siguiendo tanto la trayectoria histórica como las modalidades emergentes de acción en las redes digitales. El SG-BR se analiza como un actor que promueve la desmonetización de sitios de fake news, y la exposición pública de empresas anunciantes, sin apelar explícitamente al boicot, sino a la conciencia ética del empresariado.
El universo de análisis abarca perfiles de empresas, medios de comunicación, influenciadores digitales y actores políticos de diferentes espectros ideológicos. Las redes mapeadas evidencian polarización, agrupando clusters asociados a posiciones ideológicas de derecha y de izquierda, y revelando dinámicas de enfrentamiento que sobrepasan la lógica convencional del mercado. Se observa que la campaña de SG-BR genera coaliciones y antagonismos en la plataforma, activando, a la vez, engagement de consumidores y reacciones de bots, lo cual refuerza una atmósfera de polarización y conflicto discursivo.
La problemática central se sitúa en la intersección entre la acción política y el consumo, tematizando cómo el activismo digital redefine los bordes entre ciudadanía y prácticas de mercado. La acción del SG-BR, impulsada por usuarios, es analizada en sus etapas de articulación, su relación con empresas y su impacto sobre el debate público. Se destaca la presencia de actores partidarios, la movilización entorno a temas de fake news, y la creación de nuevas estrategias para incidir en el financiamiento de sitios a través de las plataformas de publicidad digital.
La conclusión resalta los contornos específicos de la plataformización del activismo consumerista en Brasil, marcado por la polarización política y por el cruce entre sociedad civil, empresas y actores partidarios. El estudio identifica limitaciones relacionadas con la prevalencia de bots en la estructura del debate y con el enfoque exclusivo en Twitter, sugiriendo que el análisis podría diferir en otras redes sociales por sus diferentes públicos y reglas. Señala que el activismo y el consumo político digital en América Latina presentan desafíos metodológicos y teóricos, por la tendencia de movimientos sociales a buscar la intermediación estatal en lugar de la presión directa en el mercado. El texto subraya la necesidad de investigaciones comparativas en distintas plataformas y sobre diferentes actores, como el perfil “Awake Giants Brasil”, que emerge como contestación al SB-BR, revelando nuevas dimensiones del activismo consumerista y la disputa política digital.
Ya Juanita Solano Roa y Blanca Serrano Ortiz, a partir de su estudio La fiebre del banano: una aproximación a la curaduría de arte contemporáneo a través de las humanidades digitales plantea una reflexión en torno a la capacidad del formato digital para expandir las posibilidades críticas de la curaduría artística. La pregunta inicial —si una exposición digital puede multiplicar las lecturas posibles de las obras de arte contemporáneo— enmarca un proyecto innovador que combina investigación, mediación y pedagogía en un mismo espacio web.
La propuesta se centra en el banano como objeto cultural, económico y simbólico en América Latina. La fruta, convertida en emblema de extractivismo, desigualdad y violencia, es también metáfora de identidades atravesadas por el racismo, el sexismo y el exotismo. Desde esta perspectiva, la exposición digital reúne más de cien obras de arte contemporáneo latinoamericano que interrogan los múltiples significados del banano como recurso natural, icono cultural y dispositivo político.
El proyecto se organiza bajo una triple modalidad: exposición virtual, archivo digital y laboratorio de humanidades digitales públicas. Esta fórmula híbrida permite al usuario recorrer tres salas temáticas —violencias, identidades y ecosistemas— al tiempo que explorar el conjunto de obras a través de herramientas de búsqueda alfabética, cronológica y geográfica, así como mediante mapas y líneas de tiempo. La visualización de datos no solo diversifica los accesos, sino que hace emerger patrones de producción, vínculos regionales y desplazamientos transnacionales, revelando la potencia epistemológica de las herramientas digitales en la investigación artística.
Un aspecto destacado es la redefinición de la función curatorial. A diferencia de la exposición física, la curaduría digital posibilita que una misma obra participe en varias salas temáticas y que los textos curatoriales trasciendan los límites espaciales del museo. Además, la mediación digital enfatiza la dimensión relacional de las piezas, desplazando el aura de unicidad hacia una valoración simbólica y procesual. En este sentido, La fiebre del banano contribuye a consolidar la curaduría en línea como un sistema de producción, circulación y pedagogía artística propio del ecosistema digital.
El carácter pedagógico del proyecto se articula en dos niveles: la formación de estudiantes que participaron como pasantes en los procesos de investigación y publicación, y la apertura de la plataforma al público general mediante eventos virtuales gratuitos, archivos audiovisuales y recursos educativos. En conjunto, la iniciativa muestra cómo las humanidades digitales pueden ser simultáneamente herramienta, objeto de estudio y espacio de activismo cultural.
En términos de sostenibilidad, las autoras destacan la importancia de establecer un compromiso ético en la colaboración con artistas e investigadores, asegurando la remuneración de todos los participantes y la asociación con entidades afines en valores culturales y sociales. Este énfasis ético refuerza la dimensión de La fiebre del banano como proyecto de humanidades digitales públicas.
Finalmente, cabe señalar que la plataforma no solo ha generado interés académico, sino que ha alcanzado un público amplio: en su primer año, registró más de 11,000 visitas desde 45 países. Este dato confirma la capacidad del proyecto para trascender fronteras geográficas e institucionales, convirtiéndose en un repositorio abierto, dinámico y en constante expansión.
En suma, La fiebre del banano constituye una aportación significativa tanto al campo de la curaduría digital como a las humanidades digitales latinoamericanas. Al explorar la historia y la política cultural del banano desde el arte contemporáneo, la propuesta demuestra cómo el formato digital no solo amplifica el acceso y la difusión, sino que también abre nuevas formas de conocimiento crítico y pedagógico sobre un fenómeno histórico y cultural de alcance global.
Por fin, David Bordonaba-Plou cierra el libro con su trabajo llamado Movimientos sociales y humanidades digitales: el estallido del 18 de octubre en Chile ofrece un estudio innovador sobre la intersección entre movimientos sociales y humanidades digitales, tomando como caso de análisis el estallido social chileno del 18 de octubre de 2019 (18O). A partir de la hipótesis de que las nuevas formas de participación política, más allá de las elecciones, son hoy centrales en la configuración democrática, el autor articula una propuesta metodológica que combina la teoría política con las técnicas de análisis de corpus propias de las humanidades digitales.
El texto se inserta en una discusión amplia sobre la transformación de la participación ciudadana en el siglo XXI. Bordonaba-Plou recuerda ejemplos paradigmáticos como la Primavera Árabe (2010) o el movimiento 15M en España (2011), para situar al 18O chileno dentro de un continuo de movilizaciones que cuestionan la eficacia de las formas institucionales de representación política. El detonante del aumento del precio del transporte en Santiago de Chile en octubre de 2019 se entiende aquí como el punto de inflexión de un malestar acumulado desde las movilizaciones estudiantiles del mochilazo (2001), la revolución pingüina (2006), las protestas de 2011 y el mayo feminista de 2018.
La aportación central del capítulo reside en el uso de métodos computacionales para evaluar la resonancia del 18O en la clase política dirigente, específicamente en los debates parlamentarios. Para ello, el autor construye dos corpus lingüísticos: uno que reúne las sesiones de la Cámara de Diputados en los cinco meses previos al estallido (mayo-octubre de 2019) y otro que recopila los cinco meses posteriores (octubre de 2019-marzo de 2020). El análisis estadístico de frecuencias y colocaciones —centrado en términos clave como ciudadanía, demanda, acuerdo o salud— permite identificar cómo las protestas incidieron en la agenda parlamentaria, en particular en la emergencia de la demanda de una reforma constitucional que culminaría en la convocatoria de una Asamblea Constituyente.
Desde una perspectiva metodológica, Bordonaba-Plou muestra cómo las humanidades digitales ofrecen un salto cualitativo en el estudio de la participación política extraparlamentaria. El empleo de corpus textuales digitales facilita tanto la identificación de patrones discursivos como la replicabilidad de los resultados. Asimismo, el autor destaca la relevancia de infraestructuras como CLARIN y los debates en torno a la estandarización de corpus parlamentarios, proponiendo su adaptación al contexto latinoamericano. En este sentido, el capítulo dialoga con las discusiones sobre el anglocentrismo en el campo de las humanidades digitales y la necesidad de generar metodologías situadas en el Sur Global.
La conclusión subraya la utilidad de considerar los movimientos sociales como formas de participación política extraparlamentaria colectiva que, sin sustituir a los canales institucionales, los interpelan y transforman. Los hallazgos empíricos confirman que, tras el estallido, la Cámara de Diputados incorporó de manera más explícita las demandas ciudadanas en sus deliberaciones, evidenciando un cambio en la relación entre protesta y representación.
En suma, este capítulo constituye una valiosa contribución tanto a los estudios de movimientos sociales como a la reflexión metodológica en humanidades digitales. Su enfoque interdisciplinario permite apreciar cómo los recursos técnicos del análisis textual no solo enriquecen la investigación politológica, sino que abren nuevas vías para comprender la circulación de demandas sociales en contextos de crisis y cambio institucional.
Conclusión
El recorrido por los capítulos y reseñas de ¡Hola, mundo! Humanidades digitales en América Latina muestra con claridad que el campo de las Humanidades Digitales en la región se caracteriza por la experimentación, la adaptación y la búsqueda de autonomía. Ya sea desde el análisis de repositorios bibliográficos, la creación de infraestructuras de datos, la enseñanza en entornos universitarios o la exploración de fenómenos culturales y sociales, las autoras y los autores coinciden en que los contextos latinoamericanos demandan estrategias propias que reconozcan tanto sus limitaciones estructurales como su enorme potencial creativo.
El volumen pone de relieve la importancia de entender las HD no sólo como un conjunto de técnicas, sino como una práctica cultural y política situada. La atención a la historia institucional de los repositorios, el énfasis en la interoperabilidad de los datos, la reflexión sobre la pedagogía crítica y la apuesta por el minimal computing son ejemplos de cómo la región busca apropiarse de la tecnología desde criterios de sostenibilidad, soberanía y pertinencia local. A ello se suman propuestas innovadoras en los ámbitos de la literatura generativa, la curaduría digital o el análisis de movimientos sociales, que amplían los horizontes de investigación y acción.
En conclusión, este libro constituye una referencia fundamental para comprender cómo las Humanidades Digitales se piensan y se practican en América Latina. Sus aportaciones colectivas no sólo fortalecen el diálogo con la producción del norte global, sino que, sobre todo, construyen un espacio común de reflexión crítica y de creación de conocimiento desde el Sur. Así, más que un espejo de carencias, el panorama que ofrece es el de una comunidad que convierte sus desafíos en oportunidades para redefinir el lugar de las humanidades en la era digital.
(1) FGV es una institución privada de ensino superior brasileña que se llama, en portugués, Fundação Getúlio Vargas. Ya el CPDOC es un centro de investigación de la intuición FGV, que en portugués de llama Centro de Pesquisa e Documentação de História Contemporânea do Brasil que es dedicada a la enseñanza, investigación y preservación de acervos documentales relacionados con la historia política y social del país, con énfasis en sus programas académicos y su trabajo sobre la memoria histórica brasileña.
(2) Moretti, F. (2000). Conjectures on world literature. New Left Review, 1.
(3) Schreibman, S.; Siemens, R.; Unsworth, J. (Eds.). (2004). A companion to digital humanities. Blackwell Publishing.
(4) Berry, D. M. (2011). The computational turn: thinking about the digital humanities. Culture Machine, 12, 1-22; Berry, D. M. (Ed.). (2012). Understanding Digital Humanities. Palgrave Macmillan UK; Berry, D. M. e Fagerjord, A. (2017). Digital Humanities: Knowledge and Critique in a Digital Age. Polity Press.
(5) Jockers, M. (2013). Macroanalysis. Digital Methods and Literary History. University of Illinois Press.
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