¿Hay alguien allá afuera? Construyendo una comunidad mundial de Humanidades Digitales
2 septiembre 2013
2 septiembre 2013
El 19 de julio di una plática en el congreso internacional Digital Humanities (DH2013) sobre la importancia de lograr una mayor representación lingüística y geográfica en la comunidad de Humanidades Digitales con especial énfasis en el trabajo que hemos realizado en la Red de Humanidades Digitales(RedHD). La ponencia fue en inglés y el texto está disponible. Sin embargo, ateniendo un poco a las recomendaciones que yo misma hago en la plática ahora ofrezco la versión en español del mismo. Espero que esto ayude a que llegue a un público más amplio.
Comentarios muy bienvenidos como siempre. (@igalina).
Muchas gracias a @jdcamarena por ayuda con la traducción.
*Actualización noviembre 2013: Video disponible*
¿Hay alguien allá afuera?
Construyendo una comunidad mundial de Humanidades Digitales
Buenas tardes a todos. Es un gran placer estar aquí.
Me siento profundamente honrada de dirigirme en esta sesión plenaria. En primer lugar me gustaría dar las gracias al comité organizador por invitarme y a todos ustedes por su presencia. Creo que es justo afirmar que no sólo estoy contenta, sino bastante nerviosa por estar aquí. Soy relativamente nueva en el campo de las Humanidades Digitales y muchos de ustedes tienen más experiencia y conocimientos de los que yo tengo. En los últimos meses he dedicado tiempo en investigar iniciativas y leer artículos, blogs y discusiones en línea sobre HD, los cuales pensé que podrían ser relevantes para esta charla. Me queda claro que hay muchas personas calificadas para hablar sobre este tema.
No obstante, haré todo lo posible por presentar un panorama general de la situación actual de las Humanidades Digitales en términos de apertura e inclusión específicamente en los trabajos y experiencias que hemos tenido el establecimiento de la Red de Humanidades Digitales (conocido como el RedHD) en México. Es muy importante destacar que esta charla no pretende en modo alguno ser concluyente. Este no es el resultado de un estudio definitivo, sino más bien un relato del camino recorrido hasta el momento y una reflexión sobre dónde y cómo seguir a partir de aquí. Hemos trabajado en la RedHD durante más de dos años y gran parte de nuestro trabajo ha sido muy práctico en términos de construcción de una comunidad. Los próximos pasos a seguir -como trataré en esta charla- son el proceso de reflexión de lo que hemos creado y cómo encaja dentro de la llamada comunidad mundial de HD.
Parece haber un consenso general de que en los últimos años ha habido un auge en el campo. El tan citado comentario de William Pannapacker, después de la convención MLA del 2010, acerca de que “Las Humanidades Digitales son la próxima gran cosa” es sólo un punto de partida para una gran variedad de artículos, tanto en el mundo académico como en la prensa general sobre las Humanidades Digitales y su importancia. Este congreso por ejemplo, ha crecido año con año y el número de presentaciones ha incrementado. Actualmente tener una ponencia aceptada es un gran logro. Abundan los eventos nacionales y locales de Humanidades Digitales. La Fundación Nacional para las Humanidades aquí en Estados Unidos tiene ahora una Oficina para las Humanidades Digitales (la que -estoy segura- es una fuente de gran envidia para los humanistas digitales de todo el mundo) que proporciona fondos, así como el reconocimiento institucional de que las Humanidades Digitales existen. Entiendo que JISC en el Reino Unido tiene algo similar. Los centros o departamentos de HD surgen constantemente, junto con no sólo cursos de verano, sino también maestrías e incluso doctorados en HD. Terminé mis estudios de doctorado en el departamento de Estudios de Información de la UCL pocos meses antes de la creación del Centro de Humanidades Digitales en la UCL. Pero mi supervisora de tesis, Claire Warwick, me dijo generosamente en alguna ocasión que yo era la primera graduada del doctorado.
Las Humanidades Digitales han recorrido un largo camino hacia su establecimiento como un campo de estudio reconocido y dinámico. Sin embargo, como todos sabemos, una definición inequívoca de HD continúa preocupándonos y eludiéndonos. Cuando instalé RedHD en México busqué en vano una definición oficial que fuera universal o, a falta de una mejor palabra, “certificada” que pudiera presentar a mis superiores. Me puse en contacto con varias personas al respecto y, en general, lo que encontré fueron excelentes definiciones generales de trabajo, pero ninguna documentó su referencia. En los últimos años, esto ha propiciado discusiones más ríspidas en nuestra lucha por acordar una definición de lo que son y lo que hacen las Humanidades Digitales. En el 2010 Tom Scheinfeldt escribió en su blog “¿Por qué las HD son tan ‘amables’?” que “somos los golden retrievers de la Academia”. Al menos, superficialmente esto parecía bastante cierto. Uno de mis recuerdos sobre mi experiencia como estudiante de doctorado en mi primer congreso de HD, que ocurrió en la Universidad de Illinois en el 2007, es lo amable que eran todos los asistentes. A riesgo de posiblemente recordarlo con demasiada ingenuidad, tuve la impresión de que había poca o ninguna jerarquía y que había un interés auténtico en escuchar lo que otros estaban haciendo. Y creo que esto sigue siendo cierto. No obstante, la comunidad ha crecido considerablemente, así como la atención y el interés en nosotros. Existe una presión más fuerte por definir lo que hacemos (que tiene sentido cuando uno se institucionaliza cada vez más) y lo que somos. Y esto ha dado lugar a discusiones. Así como Gold escribe en la introducción al libro Los Debates en HD (Debates in the Digital Humanities), éste se trata de “un campo de estudio en plenos dolores de crecimiento, mientras sus seguidores se expanden de ser de un pequeño círculo de especialistas afines a un conjunto más heterogéneo de profesionales que a veces hacen preguntas más perturbadoras”.
Detrás de este problema sobre la definición de Humanidades Digitales (lo que somos y lo que hacemos) existe un problema adicional ahora ineludible: “¿Quién es nosotros?” Una de las cosas que caracteriza a las Humanidades Digitales -creo- es que la colectividad ha trabajado muy duro para construir la comunidad de HD. Y la mayor parte de este trabajo ha surgido de estudiosos entusiastas y generosos que han dado mucho de su tiempo para desarrollarlo. La gente se ofrece como voluntaria, sirve en los comités, desarrolla cursos, organiza reuniones y presentaciones, y muchos de éstas, fuera o adicionalmente a su carga de trabajo diaria. Esta comunidad se ha visto tradicionalmente a sí misma, como en el congreso, acogedora y abierta. La colaboración y la cooperación son vistas como rasgos específicos de las HD que la diferencian del humanista tradicional “solitario”. Parece ser que la apertura y el deseo de trabajar con otros son fundamentales para la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Sin embargo, en los últimos años esta comunidad ha tomado conciencia de que no es tan abierta y universal como se pensaba.
Varios estudiosos han destacado esto desde hace muchos años, pero es sólo en los últimos (los cuales parecen coincidir con un aumento en los debates sobre la definición de las Humanidades Digitales), que se ha convertido en parte de una discusión más general. Se ha destacado que la comunidad de HD está formada predominantemente por varones caucásicos provenientes de un puñado de países de habla inglesa. Las cuestiones relacionadas con el origen étnico, el género, la raza, el idioma y la clase social han comenzado a aparecer con más frecuencia en los principales canales de comunicación de Humanidades Digitales. Estos son temas complejos e importantes que hay que abordar desde varios niveles diferentes. Además, muchos de estos temas son aplicables no sólo a las Humanidades Digitales, sino al ámbito académico en general. Desde luego, esto no significa que la respuesta a esto es: “bueno, esa es la forma en la que funciona el mundo” y seguir aceptando el status quo porque no hay nada que podamos hacer al respecto. Una de las cosas que más me gusta de las Humanidades Digitales es su energía aparentemente inagotable. Como mencioné anteriormente, gran parte del éxito de las Humanidades Digitales es gracias a las horas y el entusiasmo de las personas que trabajan juntos. Si podemos aplicar esta misma energía y entusiasmo para ser más incluyentes en todos los sentidos, creo que las Humanidades Digitales pueden ser otro gran ejemplo de cómo (al menos algunas) cosas pueden cambiar.
Soy plenamente consciente de que muchos de estos problemas pueden y han sido estudiados desde un punto de vista cultural, sociológico y antropológico. Creo que estas disciplinas tienen mucho que aportar a la comprensión de cómo y por qué funcionamos de ciertas maneras. Autores como Domenico Fiormonte, Fréderic Claverte, Alan Liu, Todd Presener y Tara McPherson -sólo por nombrar algunos- han discutido diversos aspectos de las Humanidades Digitales y la cultura. Todos ellos sostienen en cierta medida que las Humanidades Digitales se han concentrado principalmente en construir y crear, pero rara vez se han detenido a reflexionar desde una perspectiva cultural-teórica sobre los recursos y las herramientas que se están creando. Por ejemplo, al escribir sobre la construcción de HD, Tanner Higgen menciona: “Estos esfuerzos se realizan a menudo bajo el espíritu rector de la colaboración, que a menudo se convierte en un sustituto acrítico de una política vacía de acceso y equidad”. Y continúa: “Las Humanidades Digitales tiene sus puntos fuertes; por ejemplo, la ética de los derechos de autor, la privacidad y el código abierto, pero, como una comunidad intelectual, sus posturas sobre la raza, el género, la clase social y el medio ambiente están teorizadas e implementadas pobremente aunque muchos profesionales piensen lo contrario”.
No obstante, mi formación es en Bibliotecología y Ciencias de la Información, por lo que mi atención se ha centrado más en la productividad de la investigación y cómo las comunidades académica se forman, comunican y producen resultados de su investigación. El trabajo que hemos hecho con RedHD se ha enfocado en cómo se producen los recursos de las Humanidades Digitales, por quién y para qué. ¿Cómo se comunican y publican su trabajo estos individuos? ¿Se conocen? ¿En qué comunidades participan? ¿Alguien utiliza cualquiera de estos recursos que producen? ¿Cómo se financian estos proyectos de HD? ¿Qué pasa después con estos recursos?
Hay bastante trabajo sobre estos temas dentro de la comunidad de Humanidades Digitales, pero nuevamente, éstos se han centrado principalmente en los proyectos y recursos desarrollados en inglés y de los académicos de dos o tres países. Así que incluso aunque no incorporo teorías culturales y sociológicas más profundas, inevitablemente ciertas preguntas surgen. Por ejemplo, al responder a la pregunta “¿Existen Humanidades Digitales no anglo-americanas y si es así ¿cuáles son sus características?” Fiormonte, refiriéndose en particular a Italia, sostiene que la Comunidad Informática Umanistica ha existido desde algún tiempo, pero que esto ha sido en gran parte oculto y desconocido por la escritura oficial de la historia de las Humanidades Digitales. ¿Qué pasa con otras partes del mundo? Si las Humanidades Digitales quieren ser más incluyentes y mundiales, ¿cómo hacemos para encontrar a estos profesionales de HD que han sido excluidos? Más aún, ¿cómo se encuentra a gente que no se identifica necesariamente con las Humanidades Digitales o que ni siquiera saben que éstas existen? “¿Hay alguien allá afuera?” es el mismo título que usé para una ponencia que escribí con Ernesto Priani y que presentamos en el DH11 en la Universidad de Stanford, cuando recién iniciamos a trabajar en RedHD. El público era mucho más reducido y creo que vale la pena repetir algo de lo que dije allí, así como agregar lo que ha sucedido en el período de dos años desde entonces.
Es importante tener en cuenta que este es un estudio de un caso local. Aunque creo que algunos de estos puntos son válidos para otras partes del mundo, no puedo darlo por hecho. Espero que los métodos que utilizamos, así como algunos de los primeros resultados sean útiles cuando diseñemos estrategias para tratar de ser más incluyentes y abiertos.
Sin embargo, es necesario tener un poco de contexto. Trabajo en la Universidad Nacional Autónoma de México, conocida por su sigla UNAM. El campus principal está situado en la ciudad de México. La UNAM cuenta con más de 300,000 estudiantes (de licenciatura y posgrado) y casi 40,000 académicos. Cerca del 40% de la investigación en el país se realiza en la UNAM. Actualmente trabajo en el Instituto Investigaciones Bibliográficas, pero durante muchos años trabajé en la Coordinación de Publicaciones Digitales, ubicado en la Dirección General de Servicios de Cómputo Académico. El departamento inició en 1997 con la digitalización de los periódicos nacionales de México. Durante mi estancia allí, trabajé en una serie de proyectos. Trabajamos en revistas electrónicas (y de aquí mi primera experiencia con tratar de utilizar XML y caracteres acentuados: una pesadilla y una breve digresión de que estoy de acuerdo con aquellos que sostienen que la informática ya tiene un sesgo lingüístico). También trabajamos en una variedad de proyectos de digitalización asociados con profesores de la UNAM (por ejemplo, colecciones biológicas, archivos coloniales conservados por los monjes franciscanos, una enciclopedia de la medicina tradicional indígena en línea, manuscritos de astronomía del siglo XVII, sólo por citar algunos). Muchos de estos proyectos surgieron de las Humanidades.
Fue en el Reino Unido, mientras hacía mi doctorado, que descubrí las Humanidades Digitales y me di cuenta de que gran parte del trabajo que habíamos estado haciendo estaba en realidad relacionado con este campo. Luego de regresar a México -hace tres años- propuse un proyecto de investigación en el Instituto de Estudios Bibliográficos donde ahora trabajo, para la evaluación comparativa y el diagnóstico de la “creación, uso y difusión de los recursos digitales primarios para las Humanidades”. Por supuesto que quería usar el término HD, pero pensé que podría ser demasiado para el comité de evaluación. Tan sólo las palabras digital y humanidades en la misma oración los puso nerviosos, pero entusiastas. Hablaré un poco más sobre esto más adelante.
*Nada escrito en esta parte de ponencia*. Utilicé estas diapositivas:
Conclusiones
Durante esta charla no he tocado el tema de equipo de cómputo o infraestructura; sin embargo, tratándose de las Humanidades Digitales, es un tema particularmente relevante. La infraestructura no es ubicua y ciertas partes del mundo, en diversos grados, no cuentan con la conectividad disponible en otros países. Desde cosas tan simples como tratar de seguir (y participar) en discusiones en Twitter, con una conexión wifi poco menos que confiable (algo que es frustrante en el mejor de los casos), hasta tratar de adquirir el hardware y software necesarios para el desarrollo de proyectos a gran escala son, por supuesto, cuestiones importantes.
No obstante, la falta de tecnología también puede ayudarnos a pensar en las Humanidades Digitales desde una perspectiva diferente. En lugar de ver lo que podemos hacer con una gran cantidad de tecnología poder informático, ¿qué pasa si le damos a esto la vuelta y vemos lo que podemos hacer con menos? Empuja los límites de nuestra creatividad y nuestra capacidad para resolver problemas, y nos aleja del uso de los últimos avances de la tecnología de punta con la que a veces estamos cegados. Un ejemplo de esto es el proyecto “Informática Minimalista” que busca contestar preguntas tales como: ¿cuáles son las mejores prácticas para la construcción de aplicaciones con el fin de maximizar la disponibilidad, reducir la obsolescencia y reducir los residuos electrónicos?, ¿cómo y de qué manera es que la experiencia de las economías de mediano y bajo ingreso nos ayudan a examinar los supuestos sobre cómo se realizan la investigación y la colaboración en los países con una mejor economía?
Una cuestión primordial es, desde luego, el lenguaje, que a su vez se trata de una de las principales barreras hacia la inclusión. Hay dos enfoques aquí: desarrollar más información disponible en otros idiomas y hacer que el inglés, usado como lingua franca, sea más accesible para los hablantes no nativos. Para el congreso de DH hemos visto cómo la convocatoria para envío de ponencias está disponible y se distribuye en varios idiomas. En GO:DH he visto varias invitaciones y convocatorias de participación que han sido publicadas en más de un idioma. Los sitios web de ADHO y CenterNet están buscando maneras de conseguir más contenido traducido. En el caso de textos cortos, como las convocatorias de participación, esto parece ser factible. Sin embargo, en general -seamos honestos- ser inclusivo es un trabajo duro. Ernesto Priego, un bloggero y tuitero prolifero, trata de hacer que mucho de su trabajo esté disponible en inglés y en español, y ha destacado con frecuencia la carga doble de trabajo que esto implica. De la misma manera los estudiosos cuyo primer idioma no es el inglés han mencionado lo tardado que es participar en una lista de discusión, debido a que les toma más tiempo escribir y explicar sus ideas, mientras que un hablante nativo puede elaborar sus comentarios con mayor rapidez y de una manera más manera ágil. Lo mismo aplica para las presentaciones y para hacer preguntas frente a un grupo grande. Tenemos que pensar en formas de hacer esto más fácil. ¿Cómo? He escuchado varias ideas, pero definitivamente aprovechar nuestros canales de comunicación en línea es una forma de empezar. Por ejemplo, ofrecer el texto o las diapositivas de una presentación antes de la misma puede ayudar a las personas que no están tan familiarizadas con el idioma. Las diapositivas con grandes extensiones de texto pueden ser aburridas pero incluir puntos clave, nombres y números durante una presentación ayuda a los hablantes no nativos a entender lo que uno está diciendo. En GO:DH tuvimos una interesante discusión sobre el desarrollo de algunas reglas que generarían la discusión en un enlace internacional, incluso aunque se desarrolle principalmente en inglés, más fácil para todos los involucrados. Esto incluye cosas tan básicas como tratar de evitar acrónimos, jerga, expresiones coloquiales, tener cuidado con el sarcasmo y la ironía ya que esto puede dar lugar a malentendidos, y recordar ofrecer información adicional que ayude con el contexto (no necesariamente todo el mundo sabe que la Universidad de Coventry se encuentra en el Reino Unido o lo que significa UCLA o JISC, de la misma manera que yo no espero que ustedes sepan lo que significa UNAM). Se trata de tener una conciencia y consideración hacia las personas con quienes están conversando.
En realidad, hay un gran número de pequeños grandes detalles que se pueden cambiar muy fácilmente. Algunas cosas se hacen de cierta manera sólo porque esa es la forma en que se han hecho siempre, y no es hasta que alguien señala que algo es racista, sexista o exclusivo que esto es cambiado. Por ejemplo, Melissa Terras recientemente publicó en su blog sobre cómo notó que TEI continuó utilizando el número 1 para indicar el sexo masculino y el 2 para indicar el femenino. Ella se opuso a esto, escribió en el foro de TEI y fue cambiado. Tiempo atrás, RedHD se añadió a la lista de centros de HD proporcionada por el ALLC en su página web. México estaba ubicado dentro de América del Sur. Les escribí y esto fue cambiado. No debemos subestimar el poder de expresarnos.
Pero, ¿cómo abordamos los problemas más grandes? Por un lado, hay que ser realista y darse cuenta de que las Humanidades Digitales funcionan como otros campos académicos. Si otras áreas, como la ingeniería o la biología, fueran comunidades integradas multi-idioma, multi-étnicas y equilibradas en género, entonces deberíamos estar muy preocupados. Pero en general las Humanidades Digitales parecen reflejar la forma en la que la academia funciona en el mundo con el inglés como idioma predominante y algunos países con una mayor representación. No puedo hablar de otros campos, pero lo que me gusta de las Humanidades Digitales es que parece que existe una preocupación genuina por hacer algo al respecto.
También creo que las fortalezas y talentos de la comunidad HD son particularmente adecuados para lograr ser más inclusivos. Contamos con una gama de académicos con distintas formaciones que pueden ayudar a lograrlo. La teoría cultural, los estudios postcoloniales, las perspectivas feministas y otras formas de la teoría crítica pueden hacernos conscientes del problema. Pero la capacidad y la voluntad de los humanistas digitales para construir cosas nos permitirá crear proyectos y herramientas que nos ayudan a ser más inclusivos. ¿Qué hay de las traducciones en crowdsourcing? ¿Podemos crear herramientas backend que le permitirán a otros traducir fácilmente las noticias y eventos de las páginas de ADHO, CenterNet, Humanist o los feeds de Twitter por ejemplo? ¿O qué tal trabajar con una traducción automática del inglés de la información de otras fuentes que apenas estamos descubriendo?
¿Qué pasa con la construcción de una base de datos verdaderamente internacional de los proyectos de las Humanidades Digitales? Sabemos lo suficiente sobre estándares y migración de metadatos que no hay ninguna razón para que una base de datos internacional no pueda recoger información de numerosas bases de datos de todo el mundo adaptadas a sus propias necesidades locales y que, a la vez pueda compartir información con un recolector centralizado. ¿Por qué queremos construir una base de datos única que no cumplirá con requisitos multilingües y multiculturales tan diversos y amplios? Las Humanidades Digitales pueden manejar y además se beneficiarían de trabajar la gestión de bancos de datos más grandes y complejos que responden a diversas necesidades. Y si una de las ventajas de las Humanidades Digitales es nuestra capacidad para gestionar grandes volúmenes de datos, entonces ¿qué mejor desafío que tratar de ser lo más incluyentes posibles y construir las herramientas que permitan esto?
Asimismo creo que también tenemos que incorporar la crítica cultural a nuestros proyectos de Humanidades Digitales, para que no incluyamos inconscientemente o por ignorancia características o aspectos que perpetúen la exclusión en lugar de reducirla. Para esto, considero que tenemos que encontrar un equilibrio entre estos dos enfoques distintos hacia las Humanidades Digitales. Creo que ahora que hemos establecido un interés en ser más abiertos e incluyentes, tenemos que pensar muy cuidadosamente acerca de cómo ir logrando esto.
Es importante que entendamos que a veces inconscientemente incorporamos presunciones en nuestras propuestas e iniciativas que afectan la inclusión o la representación. Hay que tener cuidado para no estar constantemente tratando de “alcanzar” al otro y evitar iniciativas que asuman automáticamente que el objetivo es “ayudar” a que los países que se encuentran actualmente en la periferia sean iguales a los países centro de Humanidades Digitales. Todos podemos aprender y beneficiarnos unos a otros y la colaboración debería funcionar en ambos sentidos. Los métodos que han funcionado con eficacia en un entorno cultural pueden fallar espectacularmente en otro (y viceversa) y ciertos razonamientos de cómo deben funcionar las cosas no se aplicarán de manera similar a otros marcos. Modelos, encuestas y axiomas deben ser colocados en su contexto. Países de la periferia pueden contribuir formulando e indicando de una forma más explícita cómo y de qué manera puede lograrse una verdadera colaboración. Creo que en este caso actitud es la palabra clave.
También creo que todos debemos compartir el trabajo extra de ser incluyentes. Si nosotros los académicos en ambientes de trabajo que no hablan inglés hacemos el esfuerzo para que nuestro trabajo esté disponible en otro idioma, los demás podrían hacer lo mismo. Encuestas y otras iniciativas que se adentran en la evaluación comparativa de la comunidad HD podrían incorporar más material si pensaran en traducir sus herramientas para la recopilación de datos. Organizar eventos en diferentes países es fantástico (y, por ejemplo, creo que THATCamp ha funcionado bien en este aspecto) pero también es importante que los investigadores no sólo se muevan desde la periferia hacia el centro (para reuniones, conferencias, visitas de investigación, etc.), sino que los académicos se muevan también desde el centro hacia la periferia. Al escribir las propuestas de subvención para proyectos de HD podemos pensar en otros públicos potenciales. ¿Qué tal solicitar en el presupuesto cien dólares adicionales para la traducción o la asignación de más tiempo para la difusión de nuestro trabajo en otros foros o canales que no son necesariamente los principales? La metáfora sería no sólo jalar la red, sino también lanzarla más ampliamente hacia el exterior.
Soy muy consciente de que todos tienen horarios y presupuestos ajustados y el grado en que somos capaces de ser más incluyentes variará. Lo que espero es que esta conciencia nos llevará a hacer las cosas un poco diferentes, ya sea en pequeños o en grandes detalles. Creo firmemente que todas las áreas de la actividad humana pueden beneficiarse de múltiples puntos de vista. Las humanidades como el conjunto de disciplinas académicas que estudian la cultura humana tienen aún más razones para ello, y esto es algo que las Humanidades Digitales no pueden ignorar. Si sólo tenemos estudios sobre algunos temas y sobre sólo uno o dos puntos de vista, entonces tristemente estamos acortando y restringiendo nuestro campo. Las Humanidades Digitales se beneficiarán en su conjunto si incluimos datos y aportaciones de más países y más idiomas. La comunidad HD tiene la capacidad de desarrollar formas innovadoras y creativas para utilizar las tecnologías digitales para ser más incluyentes y abiertos. La comunidad también tiene la capacidad de desarrollar recursos y herramientas para manejar múltiples y complejos puntos de entrada de datos para ayudar en este esfuerzo. La comunidad HD también tiene el conocimiento académico para reflejar críticamente cómo y qué estamos construyendo.
Sé muy bien que esta no es una tarea fácil. Espero que seamos capaces de utilizar nuestra particular combinación de habilidades técnicas y antecedentes humanistas, además de nuestra ya famosa “buena onda” para trabajar hacia lograr un campo más abierto e inclusivo del que todos nos hemos de beneficiar considerablemente. Quiero dar las gracias a todos ustedes por su atención.
Referencias (incompletas)
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